Esa primera impresión es cuando las miradas se cruzan como si los ojos estuvieran en el centro de un coliseo, ahí se alberga la furia contenida, la desesperación se presenta o la tranquilidad recubre la retina. Esa mirada es con la que Byron Rojas dejó impregnado su oficio, su único fin, aunque siendo más pequeño en pronósticos no dejó que el supercampeón de la AMB, Hekkie Budler, lo envolviera en el juego visual. Así fue el primer cara a cara en Johannesburgo, Sudáfrica.
Dos peleadores que llevarán el cartel estelar el próximo 19 de marzo se vieron y mostraron que son 105 libras naturales, no se parecían en nada al desgaste y martirio por marcar el peso como ocurría con Rosendo Álvarez o el mismo “Chocolatito” cuando peleó contra Yutaka Niida.
Tanto Rojas como Budler pelean en las miniaturas y estando a un día del pesaje danzan sobre la categoría con vuvuzelas en la boca, celebrando que están sin problemas.
Rojas no se asustó cuando conoció a Budler. El sudafricano tiene marcado el cuerpo con tatuajes por doquier como si fuera un callejón de grafitis, sorprendió que su pelo estaba café oscuro, no como normalmente lo lleva a las peleas, rojo, amarillo, anaranjado o celeste, en otras palabras, no se contenta con llamar la atención con los puños, recurre a la pintura para captar la atención del público.
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“La impresión que me dejó Budler es que no es fanfarrón lo vi tranquilo, a veces un poco desesperado y pensativo, estoy seguro más que nunca de mi trabajo y lo que debo hacer, no es más alto que yo como creíamos, y ahora que toda Nicaragua verá la pelea, menos que falle, confío en mi preparación y mi capacidad”, indicó Rojas, después de la conferencia de prensa realizada en horas de la mañana en Nicaragua, tarde en Sudáfrica.
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