Mientras los pobladores originarios de Matagalpa le llamaban Ucumulalí (río de los guapotes dorados), los sumos le llamaban Kiwaska, que quiere decir río pedregoso. Luego, los españoles le conocían como río de Metapa, río Viejo o río de Muy Muy.
“Al comienzo, los europeos no conocían su origen y lo confundían con el rio Escondido, o con el río Coco. No fue, sino hasta después de la Independencia, que descubrieron que nacía en Matagalpa y le llamaron Río Grande de Matagalpa”, apunta el historiador Eddy Kühl Aráuz en su libro Raíces del Centro Norte de Nicaragua.
Agrega que “la primera exploración de los españoles en ese ‘río de Metapa’ fue en 1731 por el Corregidor de Matagalpa Juan José Santos Grande, (tal vez por eso desde entonces le llamaron “Grande”) quien iba al frente de una compañía de oficiales y soldados españoles e indios flecheros matagalpas bajo su jefe indio Tomás López y como capellán llevaban al padre Juan de Zeledón”.
Anécdota humorística sobre el Ucumulalí
Desde hace más de un siglo, las pozas del río Grande de Matagalpa fueron escenario de múltiples anécdotas para los habitantes de esa ciudad septentrional.
En el libro Matagalpa y sus Gentes, el historiador Eddy Kühl Aráuz cuenta que el gobierno de José Santos Zelaya instituyó la figura del “policía escolar”, para vigilar “e incluso arrestar” a los estudiantes que no estuvieran en clases en horas reglamentarias.
Kühl relata que los jóvenes se escapaban de clases para irse a bañar a las pozas del río, algunas de las cuales se identificaban con nombres de especies animales como la Poza El Chivo, Poza La Culebra y Poza El Mico. Esta última era llamada así por un petroglifo con forma de mono grabado por antiguos indígenas en una piedra que existía en el sitio.
En 1893, dice Kühl, las autoridades de Matagalpa tenían muchas quejas de parte de las niñas y las lavanderas que iban al río, porque no podían bañarse ni lavar ropa debido a que los varones que iban a nadar lo hacían desnudos y espiaban a las mujeres.
Por eso, el jefe político de Matagalpa, Francisco Somarriba, decidió terminar con el problema emitiendo un bando municipal que, según Kühl, decía:
“El Jefe Político de Matagalpa, en vista de las quejas de las señoras lavanderas, y siendo una inmoralidad que los varones se bañen delante de ellas como Dios los trajo al mundo, es decir, con sus colgantes adornitos expuestos, y a fin de terminar con el problema del baño indecente en las pozas del Río de Matagalpa, por este medio público decreta: que de ahora en adelante los varones se bañarán solamente de ‘La Culebra’ para arriba y las mujeres de ‘El Mico’ para abajo. Cúmplase, so pena de obras públicas forzadas. Dado en la Ciudad de Matagalpa el día 17 de noviembre de 1893”.
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