No se necesitaba hablar tailandés o escuchar al anunciador oficial de la pelea para conocer el resultado final. Carlos “Chocorroncito” Buitrago en su tercera oportunidad titular había caído en Tailandia frente a Knockout CP Freshmart por el título interino de las 105 libras de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) por decisión unánime, en un combate equilibrado hacia el campeón en todo el trayecto del combate, nada de cataratas que empañaran la función, el ganador fue claro y contundente.
El nicaragüense empezó el primer asalto con iniciativa, tiró más golpes y fue más efectivo, usaba el jab como arma de apertura y remataba con la derecha, a pesar que no hubo un golpe abrumador, Buitrago sacó ventaja. Ahí todo parecía que el final no sería el mismo que el combate realizado el 1 de octubre del 2014, donde Freshmart se impuso en una decisión unánime, el pinolero no tuvo en ese entonces el entrenamiento requerido y tampoco se apropió en el ring como deben ser los retadores, sin embargo la ilusión óptica que se veía real se desvaneció a partir del segundo asalto.
Suscríbase a nuestro Canal de YouTube
Desde el segundo asalto hasta el sexto, Freshmart se apoderó del ring, un campeón nada más, sin ser extraordinario ni grandioso, el tailandés sacó a relucir su oficio de ir al frente, tirar sus combinaciones de dos, hacía sus movimientos de cintura, pasaba los pocos golpes que tiraba “Chocorroncito” y ganaba el asalto por ser más efectivo, así continuó la pelea como un monólogo que se repetiría, a pesar de ello Buitrago no realizaba variantes en su boxeo, se había acomodado, un creyente del conformismo cuando la sed de venganza debió de ir primero al frente.
¡Por fin escuchó a su esquina! En el séptimo asalto Buitrago puso en práctica lo que su esquina Arnulfo Obando le decía desde rounds atrás; “tirar combinaciones largas, tener iniciativa y quitarle velocidad al rival golpeando abajo”, el muchacho lo escuchó y lo hizo. Fue el mejor episodio del nicaragüense, Freshmart tuvo que retroceder, sentía que se le desvanecían las fuerzas con ese golpeo, hasta el punto que usó el amarre como escapatoria y menguaba su ataque. La variante daba resultados.
Eso fue todo, un chispazo de Buitrago, porque volvió a lo mismo. Dejó a un lado la continuidad que debió realizar en el octavo asalto, se dedicó nuevamente a buscar el rostro del oponente cuando nunca lo encontraba, tiraba golpes al vacío, quería castigar al viento, y por momentos parecía que dosificaba su oxígeno, pero cedía la pelea.
Freshmart aprovechó la escasez de boxeo que propuso el nicaragüense y regresó a tomar el control de las acciones, siempre de la misma manera. De aquella pelea realizada dos años atrás no hubo ningún cambio en Freshmart, fue el mismo, aunque con menos respeto hacia el retador, pero si hubo alguien que decreció en su actuar fue “Chocorroncito”, menos efectivo, menos hambriento y con una cara de amargura que refleja la impotencia de haber dejado ir una oportunidad irrepetible.
Germán García, LA PRENSA, 04 de febrero de 2016
Facebook Comments