Después de resistir durante 89 minutos, Nicaragua cedió ante Jamaica y quedó fuera
Por: Edgard Rodríguez C., LA PRENSA, 09 de septiembre de 2015
Nicaragua sostuvo la ilusión de saltar hacia el futuro con una firmeza sorprendente, pero tras 89 minutos de épica resistencia, un gol le hizo despertar del sueño y quedó fuera de las eliminatorias mundialistas hacia Rusia 2018.

Sin embargo ni la derrota 2-0 ante Jamaica, pudo disipar el entusiasmo, ni la gratitud de más de veinte mil fanáticos, que representando a un país entero, aplaudieron sin cesar a un equipo que merecía la victoria.
A pesar de un gol inicial de Darren Mattock (13’) que ponía en desventaja 1-0 a Nicaragua, la tropa pinolera continuaba con el pase hacia la siguiente etapa en su poder. Y tras ofrecer un aguante monumental, vino el gol que nos eliminó de la contienda.
Luego de un centro, que sucedió a un saque de banda, Darren Mattock asestó la puñalada al conjunto nicaragüense, que trató de remar contra corriente, pero falló en el intento. Y aunque la tropa pinolera quedó de cara a las estrellas, irremediablemente estaba en el piso.
Pero en lugar de llorar, los fanáticos ofrecieron el mejor homenaje posible a sus guerreros con una lluvia aplausos en una noche que parecía ser mágica, pero justo cuando el agotamiento y la derrota asomaba por los ojos de Jamaica, vino el gol de Mattocks y mató la ilusión de la escuadra nica.
Después de sobreponerse al nerviosismo inicial, el equipo de Henry Duarte pasó de tirar pelotazos y emplear trazos largos, que mostraban a Jamaica como el claro dominador, a una etapa en la que Nicaragua le hizo bajar el ritmo, mediante toques y rotaciones que le permitieron llegar al arco contrario y crear peligro, aunque desajustes en la puntería impidieron la igualdad en el marcador.
La mejor oportunidad en el primer tiempo fue creada por Juan Barrera, quien a través de un pase retrasado por derecha, habilitó a Carlos Chavarría, quien disparó un balazo frenado por el travesaño, cuando el arquero Andre Blake ya había sido superado. El público rugió en las tribunas, pero luego se hizo el silencio, antecedido por un lamento masivo.
Nicaragua cerró con el voltaje alto y consciente que debía adueñarse del balón, evitar trazos largos que terminaban en los pies jamaiquinos.
Y así comenzó el segundo tiempo, en el que dejó en claro sus intenciones mediante un cetro de Josué Quijano, que Norfran Lazo malogró. Juan Barrera siguió multiplicándose y generando oportunidades, pero siempre faltó el último toque, el definitivo que hoy nos tendría celebrando el avance hacia un terreno inexplorado por el modesto futbol nacional.
EL EQUIPO PELEÓ CADA MINUTO
Lo mejor de la noche fue el público, con su desbordante entusiasmo y su buen comportamiento, pero los guerreros que estaban en el campo merecieron todo ese apoyo por su pelea cada minuto.
Juan Barrera mostró el progreso que tiene su juego tras su experiencia en Europa y logró unas filtraciones espectaculares. De igual manera fue estupendo el trabajo de Fernando Copete repeliendo amenazas de los jamaiquinos.
Justo Lorente se creció bajo una constante presión y Manuel Rosas debió ser sacado en camilla porque ya era imposible que siguiera en el campo tras semejante entrega.
Anoche asistimos a un partido que nos mostró a un equipo con agallas, con carácter y con futbol, al que desafortunadamente le faltó un gol. Ese gol habría significado el avance a la fase de grupos e implicaba una gran exposición mediática para el club pinolero.
Ahora queda tomar las lecciones que ha dejado esta experiencia para seguir creciendo. Pero estos muchachos han pasado a la historia porque escaparon a la medriocridad, derrotaron el miedo y dejaron alto el patrón para las nuevas generaciones de futbolistas en nuestro país.
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