La historia de Dominick Andujar conmueve. Su hermana pudo vivir gracias a su arrojo y valentía. El agresor fue sentenciado a 110 años de prisión
Escuchó los gritos desesperados de su hermana mayor y no dudó un instante en ir a su socorro. Dominick Andújar, de seis años, repetía en su colegio que era un «superhéroe«. Y en parte, lo fue. Al menos para su hermana Amber, que fue rescatada con vida tras sufrir una violación en su propia casa, donde también estaba el pequeño.
Desde su habitación, Dominick escuchó llorar a los gritos a Amber y quiso saber qué pasaba. Fue entonces cuando se encontró con un cuadro desagradable y comenzó a defender a su hermana de 12 años, que era sometida sexualmente por Osvaldo «Popeye» Rivera. El atacante se sintió «amenazado» y decidió cortarle la garganta al niño. Hizo lo mismo con la preadolescente a quien estaba abusando y huyó.
Dominick murió, pero Amber logró salir totalmente ensangrentada a la calle y clamar por ayuda. Los vecinos de Camden, Nueva Jersey, llamaron a la policía local, que acudió de inmediato al lugar. Salvaron la vida de la niña, pero nada pudieron hacer por el pequeño de seis años, quien murió desangrado producto del feroz ataque del violador.
El ataque sucedió en septiembre de 2012 y tres años después se conoció la sentencia contra Rivera, quien fue condenado a 110 años de prisión.
Ese día de 2012, los niños estaban solos en la vivienda. Luego de separarse, su madre debió ser operada y estaba internada en el hospital, recuperándose. Era el día de cumpleaños de Amber, quien se quedó dormida en el sofá de la sala principal. Entonces, el violador y asesino irrumpió en su hogar. Tomó un cuchillo de la cocina y amenazó a Amber, comenzó a abusar de ella y la pequeña gritó por su vida. Los ruidos despertaron a Dominick, quien se acercó a defender a su hermana. Rivera le cortó la garganta primero a ella -quien logró escapar- y luego al menor de los hermanos.
Amber pasó un mes en el hospital luego del ataque y sobrevivió a dos operaciones. Vivió para poder identificar a Rivera, su atacante y el asesino de su pequeño «héroe«. La preadolescente debió declarar ante el jurado y verle la cara a su agresor. Se presentó ante las autoridades judiciales con una remera cuya inscripción era la imagen de Dominick. También se había tatuado en un brazo: «Mi pequeño héroe«.
«Hoy estoy aquí parada como una sobreviviente«, dijo Amber y añadió: «Aunque hayas tomado una parte de mí, al final, no has ganado«. Su madre también habló y dijo: «Quiero que este animal sufra. Merece temer por su vida, como mi niño lo hizo en su propia casa«. Días después del brutal crimen, una maestra de Dominick se acercó a la madre y le mostró un diario que solía escribir el pequeño de seis años: «Soy un superhéroe. Salvo vidas«.
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