Los servicios secretos afganos confirmaron que el líder del grupo está entre un grupo de unos 30 yihadistas muertos durante el ataque. Son antiguos talibanes que se habían pasado al Estado Islámico
La muerte en un bombardeo estadounidense en el este afgano del supuesto jefe del Estado Islámico (ISIS por sus siglas en inglés) en Afganistán, Pakistán e Irán, Hafez Sayeed, supone el segundo golpe a la cúpula del grupo yihadista en el país asiático esta semana.
El bombardeo, llevado a cabo con un dron o avión no tripulado, en el que también murieron otros 29 insurgentes, se produjo anoche en el distrito de Achin, en la provincia de Nangarhar, según un comunicado difundido hoy por los servicios secretos afganos (NDS).
«Como resultado del bombardeo murieron 30 insurgentes, incluido Hafez Sayeed, el líder del ISIS en el autodenominado estado de Khurassan (territorio histórico que abarca gran parte de Afganistán, Pakistán, Irán y otras naciones centroasiáticas como Tayikistán)», señala la nota.
Los servicios de inteligencia afganos detallaron en el comunicado que fueron ellos los que proporcionaron a las fuerzas de EE.UU. los datos sobre la localización exacta de los insurgentes del «grupo terrorista Daesh» (el acrónimo del ISIS en árabe).
El vocero del gobernador de Nangarhar, Ahmad Zia Abdul Zai, confirmó a Efe el ataque aéreo de anoche en el que murieron «varios insurgentes», pero no pudo detallar su número exacto, ni si entre ellos se encontraba el líder yihadista.
Este es el segundo gran golpe contra el ISIS esta semana en el país asiático, después de que el lunes otro bombardeo estadounidense en el distrito de Achin matara al supuesto jefe adjunto del grupo yihadista en Afganistán y Pakistán, Gul Zaman.
Estas bajas dentro de la cúpula del ISIS en Afganistán se suman a la muerte, el pasado febrero, en la provincia meridional de Helmand del supuesto gobernador adjunto del ISIS para el sur de Asia, Abdul Rauf Khadim.
El portavoz del gobernador de Nangarhar explicó a Efe que la presencia del Estado Islámico en la provincia se limita a zonas remotas y que «no se ha producido todavía ningún incidente serio que pueda suponer una grave amenaza para la población local».
Zai aclaró además que estos miembros del ISIS son antiguos talibanes que han cambiado «la bandera blanca de su movimiento por la negra del Daesh» y añadió que se producen continuos choques entre los dos grupos yihadistas por la supremacía en la región.
En las últimas semanas decenas de insurgentes murieron o resultaron heridos en choques armados entre los talibanes y el ISIS por el control de varias áreas de la provincia de Nangarhar.
El mes pasado, los talibanes afganos advirtieron al autoproclamado califa del ISIS, Abu Bakr al Baghdadi, de que la actual lucha «contra América y sus títeres» en Afganistán debe realizarse sólo bajo la bandera de los talibanes y amenazó con tomar represalias por su presencia en el país.
En una carta dirigida a Al Baghdadi, el número dos talibán, el mulá Akhtar Muhamad Mansoor, exhortó al ISIS a no «dar pie a los talibanes a reaccionar en su contra» e indicó que la aparición de nuevos grupos yihadistas en territorio afgano supone un riesgo para los logros alcanzados por su formación.
El Gobierno de Afganistán emprendió además la semana pasada una operación contra el Estado Islámico, en una nueva estrategia de seguridad contra el grupo radical, además de continuar con el operativo contra los talibanes.
El aumento de la presencia del Estado Islámico en Afganistán se produce en un momento de tibio acercamiento entre los talibanes y el Gobierno del presidente afgano, Ashraf Gani.
El pasado martes se produjo en Pakistán el «primer encuentro oficial» entre una delegación de los talibanes y el Gobierno afgano, lo que podría suponer el preámbulo de unas negociaciones de paz que buscan poner fin a trece años de guerra civil en Afganistán.
Fuente: Infobae
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