
Por Germán García, LA PRENSA, 26 de marzo de 2015
Quemado en el sol de pleno de día, despertado por el canto del gallo matutino, entre la lluvia y el lodo, alguien invisible en la sociedad. Las personas oían que tocaban sus portones, golpeaban sus puertas y cuando preguntaban: “¿quién es? la respuesta era; “soy el semanero, el cobrador”, unos le pagaban sus productos, otros solamente le decían que no había dinero, que pasara la siguiente semana.
Desde los 15 años, Alexander Hernández desafiaba al destino de puerta en puerta. El ahora adulto de 32 años aprendió la ley del sobreviviente. Hernández es el líder de cuadrangulares del Campeonato de Primera División con siete. Hasta él se sorprende de verse sobre artilleros de gran trayectoria nacional como Dwight Britton, Renato Morales y Esteban Ramírez, entre otros.

LAPRENSA/ ROSA MEMBREÑO
Hernández habla poco, nunca se imaginó, cuando dejó los estudios de secundaria, mientras transitaba por cuarto año, que sería una figura local; tampoco que algún día sería entrevistado por la prensa. Alexander pensó que había apagado la luz del éxito al dejarlo todo para trabajar. Sin embargo, el deporte tiene algo de justicia social. El trabajador que se solía recorrer veinte kilómetros diariamente sin misterios en su vida y que jugaba Mayor A por pasión absoluta al deporte, vio girar su fortuna y surgió el toque de suerte.
“Yo no era tan bueno en la Mayor A”, relata Hernández, “por eso cuando fui a probarme para jugar, nunca estuve seguro y por eso seguía trabajando, y después me detenía un poco para ir a entrenar. Hasta que me pidieron un día todos mis papeles y ahí le conté a mi esposa, la cual se alegró por la noticia”, rememoró.
La primera base de Jinotega que comanda el festín del beisbol, el batazo que causa más éxtasis; tiene cuatro jonrones en Jinotega, dos en Ocotal y uno en Rivas; prefiere la recta alta para reprenderla con el bate, actualmente juega con una lesión en el tobillo, aunque dice que el médico lo diagnosticó como un problema en el tendón de Aquiles, el cual se cura con descanso. “Nunca descanso, después de practicar y jugar, los lunes regresó a mi negocio de semanero”, comentó.
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