Sus hábiles manos transforman la arcilla, en menos de 20 minutos, en una pequeña imagen. Una vez que el barro seca, sirve la pintura de cualquier tipo para darle color a Nuestra Señora de Fátima, la figura que moldea en el corredor de la humilde vivienda en Molino Norte, tres kilómetros al norte de la ciudad de Matagalpa.
Mientras esculpe la imagen, Johnny Francisco Montenegro Galeano, el niño de 12 años que cursa el sexto grado de primaria, enfatiza: «quiero ser artista, es mi sueño».
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