José Antonio Álvarez Aráuz, de 26 años, sigue siendo buscado por las autoridades policiales como sospechoso de haber asesinado a balazos a su pareja, Angélica María Centeno Centeno, la noche de este lunes 20 de agosto en un barrio al sur de la ciudad de Matagalpa, colindante con el vertedero municipal en el sector de San Pedro de Susumá.
El hombre, que estuvo enlistado unos años en el Ejército, habría cometido el crimen en presencia de un niño de seis años, una niña de tres y la madre de Centeno, quienes estaban en la casa de ripios de madera, a media cuadra de la VI Iglesia de Dios Misionera.
“Faltaban cinco (minutos) para las 8 de la noche cuando se escucharon dos disparos y en eso salió la mamá (de Centeno) pidiendo que le ayudáramos porque el marido de la muchacha le había disparado”, contó la vecina Diana Martínez.
Agregó que “salimos entre cinco y diez minutos (después) porque estaba muy oscuro donde viven, que es la última casa y el muchacho es muy violento y mantiene armas”.
Los vecinos trataron de auxiliar a Centeno, a quien llevaron al Hospital Escuela César Amador Molina, adonde la joven llegó sin signos vitales. Ella tenía un niño de seis años, de una primera relación, y con Álvarez unos gemelos de tres años. Lavaba y planchaba ajeno, para sostenerlos.
Álvarez presuntamente se había ido de la casa porque temía caer preso, pues habría participado en los tranques sostenidos hasta el 8 de julio pasado por universitarios y otros pobladores que protestaban contra el gobierno en la salida suroeste de la ciudad de Matagalpa.
El hombre, presuntamente ebrio, regresó el lunes a la casa de Centeno. Según el relato de Martínez, la pareja empezó a discutir desde aproximadamente las 5:00 p.m., porque “él insistía en llevarse a sus hijos (niño y niña de tres años) y ella dijo que no porque él andaba también como con (bajo efectos de) sustancias alucinógenas”.
Tras disparar dos veces en el abdomen a la mujer, Álvarez huyó con dirección a la basurera.
“Dejó de ser mi hermano”
Esmeralda Ortiz Aráuz, hermana materna de Álvarez, exigió justicia contra este, de quien dijo “desde que cometió este crimen, dejó de ser mi hermano”, llamando a las autoridades a “que se apuren, que le den persecución porque este caso no puede quedar impune”.
“Queremos que le caiga todo el peso de la ley, sin piedad, porque tiene que pagar lo que hizo, porque es un daño irreparable para ambas familias, no solo para una, y para los niños también el trauma que eso dejó, es un daño que es inaceptable”, dijo Ortiz, llorando.
Siempre fue violento
Álvarez prácticamente creció bajo la tutela de su padre en Waslala, Región Autónoma de la Costa Caribe Norte, estuvo aproximadamente tres años en el Ejército y “era sumamente violento, hasta con nosotros, su familia, y por eso no nos visitaba, por el alcohol, las drogas”, expresó Ortiz.
Martínez coincidió con esa caracterización sobre Álvarez, apuntando que este tomaba licor con frecuencia y “cada vez le pegaba, armaba escándalos en todo el sector, venía a agredir a los miembros de la iglesia, ofendía a los pastores y con todos los vecinos tenía problemas con sus actitudes”.
A principios de 2017, Álvarez fue procesado en Matagalpa por el delito de intimidación o amenaza contra la mujer, en perjuicio de Centeno. Sin embargo, el 27 de enero de ese año, la pareja suscribió una mediación sujeta a un período probatorio de un año, término en el que el proceso penal quedó suspendido.
Otros femicidios
El de Angélica Centeno es el tercer femicidio registrado este año en el municipio de Matagalpa y cuarto en el departamento del mismo nombre, al norte del país.
El 2 de enero pasado, Ericka María Gutiérrez Treminio, de 43 años, fue asesinada de una cuchillada en el pecho por su pareja Danny Meza Ruíz, de 42, en el barrio Wilmer Icabalceta de la ciudad de Sébaco, departamento de Matagalpa.
Durante el proceso que enfrentó en Matagalpa, Meza Ruíz admitió los hechos y fue sentenciado a la pena máxima de 30 años de prisión por femicidio.
Otro caso ocurrió en la madrugada del 11 de marzo en el barrio Sol de Libertad, en el valle Waswalí, al suroeste de la ciudad de Matagalpa, donde el expolicía Leonel López Aráuz, de 45 años, mató a golpes y cuchilladas a su pareja Maelin Zeneida Castro, de 24.
Pocos días después, el 14 de marzo, López fue encontrado muerto y en estado de descomposición, colgado de un árbol en el cauce de una quebrada al este de la ciudad de Matagalpa, en la Reserva Natural Cerro Apante.
Mientras tanto, otro femicidio ocurrió el 14 de julio en la comunidad La Corneta, al oeste de la ciudad de Matagalpa, en la ruta El Guayacán-Jinotega, donde Arquímides Barbas Aráuz mató de múltiples machetazos a su expareja Rudi Leonor López Chavarría.
Durante la audiencia inicial del proceso, el 31 de julio, Barbas admitió los hechos y posteriormente fue sentenciado a 30 años de prisión.
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